Como todo proceso de evaluación en Psicología, la finalidad de éste es el conocimiento de la conducta que resulta un problema, con la idea de modificarla. De este modo se pretende que mejoren la salud psicológica y la calidad de vida las personas tratadas.

Por tanto, la evaluación de las habilidades sociales nos permite identificar los déficits y capacidades del individuo y el contexto en el que se produce, qué factores la desencadenan o hacen que se mantenga y qué componentes cognitivos, conductuales, biológicos e interpersonales están implicados cuando aparece la conducta.

Cuando podemos describir el problema, podemos indicar en qué frecuencia aparece, qué intensidad presenta, cuánto dura, cómo es… facilitando la medición y el seguimiento de los cambios producidos de manera más exacta.

Existen numerosos instrumentos y procedimientos de evaluación, a continuación veremos algunos de ellos; pero existe bastante consenso con la idea de que es siempre es conveniente utilizar el análisis funcional de la conducta a través de las entrevistas situacionales, la recogida de información y los autoinformes de registros. Se recomienda la evaluación de situaciones en vivo o mediante role playing.