4.1.4 Tercera actuación
Realizar 30 compresiones torácicas
La función de las compresiones torácicas es sustituir de forma manual y momentánea lo que el corazón no puede hacer por sí solo (contracción cardíaca esponténea), con lo que en cada compresión que realicemos, estamos impulsando la sangre a las arterias, con la consiguiente circulación sanguínea y llevando el oxígeno al órgano más sensible que es el cerebro.
Cuánto más eficaz sea la técnica con la que se apliquen estas compresiones, mejor será la circulación y los resultados que queremos conseguir con ellas; los pasos a seguir para realizar una buena técnica de compresiones son los siguientes:
- Se colocará a la víctima en decúbito supino sobre un plana, dura y lisa.
- En segundo lugar nos colocaremos de rodillas a su lado.
- Seguidamente colocaremos el talón de la mano dominante en el centro de tórax de la víctima y el de la otra mano sobre la primera con los dedos entrelazados.
- Como aparece en la figura con los brazos perfectamente estirados, (no realizaremos fuerza con los brazos, sino que dejaremos caer el peso de nuestro tronco sobre el tórax de la víctima), comprimiendo así el esternón unos 5 cm aproximadamente.
- La fase de contracción debe de durar lo mismo que la de relajación. Hay que realizar un compresión-relajación de forma completa, pero siempre sin separar las manos del pecho de la víctima.
- La frecuencia aproximada es de 100-120 compresiones por minuto; además hay que llevar un ritmo estable. No se interrumpen las compresiones más que el tiempo que sea estrictamente necesario, ya que la interrupción puede provocar daños por la falta de oxígeno al cerebro, que en minutos pueden convertirse en daños irreversibles.
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