4.3.1 Medición de los parámetros de crecimiento
La medición de la talla
Se trata de la medida del eje mayor del cuerpo, es decir, desde los pies a la cabeza.
Medición del lactante hasta los dos años: La longitud se refiere a la talla obtenida en posición decúbito supino, que es como se realiza la medida desde el nacimiento hasta los dos años. Los aparatos para medir la longitud constan en general de una tabla horizontal graduada y dos soportes perpendiculares a ella, uno fijo para la cabeza y el otro móvil para los pies. Se coloca al bebé estirado sobre la tabla con el eje del cuerpo perpendicular a los soportes y rodillas y caderas en extensión. Se le sujeta la cabeza al soporte y se le extienden las rodillas, al tiempo que se desplaza el soporte móvil hasta sujetarlo a la planta de los pies; después se registra la lectura. Debido a la dificultad de realizar esta operación, es conveniente que sea realizada entre dos personas, para evitar al máximo el error en la medición.
Medición a partir de los dos años: La estatura se refiere a la talla obtenida estando el sujeto de pie y así se realizará la medición a partir de los dos años. Los instrumentos para medir en esta posición son diversos, aunque su funcionamiento es muy similar, el más utilizado es el tallímetro. Consta de una tabla graduada vertical con un soporte horizontal móvil que desciende hacia la cabeza. La persona se sitúa de pie, descalza, con los pies juntos y con los talones, nalgas espalda y cabeza en contacto con la tabla. Se le pide entonces que inspire y, en ese momento se hace descender el soporte superior con suavidad hasta llegar a la cabeza presionando ligeramente para minimizar el efecto que pueda suponer el grosor del cabello. En esta posición se registra la lectura.
Otra forma más sofisticada es la medición de la longitud talón-rodilla, mediante la denominada knemometría ya que el crecimiento de un miembro aislado se presupone que es representativo del crecimiento de todo el cuerpo.
Medición del peso
Se trata de la medida de la masa corporal. Se utiliza sobre todo como parámetro nutricional, ya que como indicador de crecimiento no es tan preciso como la estatura. Todo ello hace que su uso como dato aislado no tenga demasiada utilidad, por lo que acostumbra a utilizarse en relación con la talla. Para la medición en los menores de dos años se debe utilizar una báscula que permita colocarlos sentados o tumbados. Para los mayores de dos años debe utilizarse una báscula de plataforma. La medición debe realizarse sin ropa y sin zapatos.
Medición del perímetro cefálico
Refleja de manera indirecta el volumen intracraneal y el crecimiento cerebral. El perímetro cefálico es un parámetro que indica si ha existido una mal-nutrición fetal y se refleja en los primeros 2-4 años, por lo que es en este período cuando es importante su valoración. Debe realizarse por lo menos hasta los 3 meses de edad, en caso de detectarse algún problema debe prolongarse su seguimiento y medición por un especialista hasta los 5 años. La medición se hará con una cinta métrica flexible, ajustándola en torno al cráneo.
La maduración ósea
La medición de la maduración ósea se realiza mediante una radiografía de la mano izquierda, pie y rodilla, estos últimos en recién nacidos y lactantes. Su valoración, al igual que los parámetros de crecimiento, se ha de comparar con patrones estándar de la población, existiendo para este fin tablas de referencia representadas en percentiles.
Un estudio de edad ósea ayuda a los médicos a calcular la madurez del sistema esquelético de un niño. En general, se realiza con una radiografía de la muñeca izquierda y de los dedos. Es un procedimiento seguro e indoloro que utiliza una pequeña cantidad de radiación. Los huesos de la imagen de la radiografía se comparan con imágenes de radiografías de un atlas estándar del desarrollo óseo que se basa en datos obtenidos de grandes cantidades de otros niños del mismo sexo y de la misma edad.
Los huesos de un niño, como los de los dedos de la mano y la muñeca, tienen “zonas de crecimiento” en ambos extremos, que se denominan cartílagos de crecimiento. Estos cartílagos están formados por células especiales que son responsables del crecimiento de los huesos en longitud. Es sencillo diferenciar los cartílagos de crecimiento en una radiografía porque son más blandos y contienen menos minerales, por lo que se ven más oscuros que el resto del hueso en una radiografía.
A medida que los niños crecen, cambia la apariencia de los cartílagos de crecimiento en las radiografías: se tornan más delgados, y finalmente desaparecen (esto se denomina “cartílagos de crecimiento cerrados”). Dado que se ven distintos a cada edad, un médico puede asignar una edad ósea basándose en la apariencia de los huesos y los cartílagos de crecimiento. La edad ósea de un niño (también denominada edad esquelética) se asigna determinando cuál de las radiografías estándar del atlas se parece más a la apariencia de los huesos del niño en la radiografía.
Una diferencia entre la edad ósea de un niño y su edad cronológica podría indicar un problema de crecimiento. Pero esas diferencias no siempre significan que hay un problema, ya que un niño perfectamente sano puede tener una edad ósea distinta a la de su edad cronológica. En general la maduración ósea debe estar en consonancia con la talla y con la edad cronológica. Se considera que pueden existir alteraciones en el crecimiento cuando existe un retraso en la maduración ósea superior a dos años.
Este indicador es válido desde el nacimiento hasta la madurez, además es un parámetro de gran importancia en la práctica clínica, especialmente en el estudio de las alteraciones de crecimiento, para valorar la importancia de un tratamiento sobre el crecimiento y sobre todo es uno de los datos más útiles para pronosticar la talla final. La predicción de la talla es un instrumento importante para grupos de niños que no siguen un patrón de crecimiento normal, a menudo será en base a estos datos la toma de decisiones de iniciar o no un determinado tratamiento.
¿Cómo podemos saber si el crecimiento está dentro de la "normalidad"?
- Tablas de crecimiento: la técnica más usual para el seguimiento de la talla es la medición y comparación con tablas estandarizadas -tablas del crecimiento- en las que están reflejadas las medias normales calculadas para cada sexo y edad, y sus desviaciones estándar. Con ellas se comprueba si cada niño o niña está dentro de los límites de variación normal.
- Curvas de crecimiento: son unas curvas ascendentes en un esquema de abscisas y coordenadas correspondientes, una a la talla (cm) o peso
(kg) y otra a las edades. Unas curvas son para los niños y otras para las niñas. Para cada sexo podemos observar unos números o percentiles (97, 90,75, 50, 25, 10, 3) intercalados al final de las curvas, que se interpretan de la siguiente forma: El percentil 50 o valor central coincide con la mediana de la distribución. Entre los valores correspondientes al percentil 25 y 75 se encuentran el 50% de los casos de cada muestra de edad. Son los más representativos. Por debajo del percentil 25 queda el 25% de los niños con la talla o peso más bajo de su grupo de edad y por encima del percentil 75 existe un 25% de niños que poseen las tallas y pesos más altos de su grupo de edad.
¿Cuál crees que es el indicador más conocido?
Efectivamente, el peso. Sus variaciones, no obstante, son muy rápidas e importantes. Veamos ahora el procedimiento de peso de niños y niñas:
- Hasta los dos años se utiliza para la medición del peso una báscula horizontal en la que se sienta o se tumba el niño, según la edad. Estas básculas permiten observar mejor los pequeños incrementos.
- Para los mayores de dos años se utilizan básculas de plataforma.
La medición debe realizarse a la misma hora y sin ropa. La frecuencia de las pesadas es diaria durante las primeras semanas, pasando posteriormente a ser semanal. A los seis meses se suele pesar al niño o niña una vez al mes y a partir del segundo año se le pesa cada seis o doce meses.
¿Cómo sabemos si el niño o niña coge peso de forma adecuada a su edad?
En la escuela infantil es recomendable conocer el peso del niño o de la niña al comienzo y al final del curso, valorando dicho peso a partir de gráficas de percentiles similares a las que señalábamos anteriormente con relación a la talla. Estas gráficas de percentiles representan la confluencia entre la edad del niño o niña y, en este caso, su peso. En esta representación en el eje de coordenadas se considera la media normal en el percentil 50 y patológicos los valores por debajo de 3 y por encima de 97. Se ha de informar a los padres de cualquier dato significativo.
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