3.2. Estrategias para atender a la diversidad
Tres son las estrategias de juego más utilizadas en Educación Infantil: las rutinas/hábitos, los rincones de juego y los juegos cooperativos.
Las rutinas/hábitos
Se organizan para dar respuesta a las necesidades de seguridad, estabilidad, afecto y relación interpersonal educador/a –niño/a. Hacen referencia a esos momentos estables a lo largo de la jornada y el curso: entrada, recogida, descanso, desayuno, higiene, que permiten trabajar determinados contenidos y establecer dichas relaciones. Además, son actividades para desarrollar la autonomía y en las cuales cada uno puede progresar a su ritmo y donde se puede dar un tratamiento diferenciado a cada niño o niña. Los momentos de las rutinas van a servir para ayudarle al niño/a a saber quién es él, lo que le sucede y lo que hace; además le van a ayudar a percibirse a sí mismo, a conocerse y expresarse, y por lo tanto a afirmarse como persona.
Los rincones de juego
- Los rincones son una forma de organización donde cada niño y cada niña pueden actuar con autonomía y elegir la actividad en función de sus necesidades e intereses.
- El tiempo de duración en cada rincón suele ser corto, pero se va retomando día a día a lo largo del curso y los contenidos que se trabajan tienen una secuenciación a lo largo del tiempo.
- Aunque los rincones implican una determinada distribución del espacio-clase, no es solamente una organización espacial, sino que es una opción metodológica, una decisión en la forma de hacer y entender la práctica educativa y como tal decisión conlleva la reflexión sobre los aspectos educativos más relevantes. Organizar la clase por rincones significa, en primer lugar, tener muy en cuenta la diversidad del grupo clase y, por tanto, responder a esa diversidad cuidando de manera especial el ambiente escolar, creando un clima de confianza y seguridad que permita a los pequeños realizar sus aprendizajes de la manera más armónica posible. Por otra parte, significa romper con la dicotomía juego-trabajo, considerando que el juego es el principal instrumento de aprendizaje que tiene el niño, que cuando juega trabaja al mismo tiempo y que cualquier actividad en la que está implicado y tiene algún sentido para él, supone disfrute, pero también conocimiento. Esta opción metodológica presupone:
- Aceptar la diversidad, que no todos los niños son iguales ni tienen las mismas necesidades, ni los mismos ritmos de aprendizaje y que, por tanto, ofrecer una variedad y secuenciación ordenada de actividades facilita la posibilidad de llevar a cabo un programa educativo ajustado a las necesidades reales de cada alumno para que puedan adquirir y consolidar sus aprendizajes de manera individualizada.
- Organizar una parte de la tarea educativa en rincones supone crear un marco de comunicación, donde, si se tienen previstos los materiales que se van a utilizar, si éstos son asequibles y están ordenados, despertarán en los niños y niñas la curiosidad y el interés necesarios para que las diferentes propuestas que se ofrecen se aprovechen al máximo.
- Por otra parte, esta elección favorece el que ningún niño sienta una situación de fracaso, ya que cada uno puede actuar basándose en sus posibilidades y limitaciones y todos pueden seguir trayectorias diferentes para desarrollar las mismas capacidades.
- Además, va a permitir, por parte del educador o educadora, la observación de los obstáculos con los que tropieza cada niño y, así, poder ajustar la ayuda pedagógica a cada uno en particular.
Los juegos cooperativos
Son aquellos en los que la diversión prima por encima del resultado, en los que no suele existir ganadores ni perdedores, los que no excluyen, sino que incluyen, los que fomentan la participación de todos y en los que la ayuda y la cooperación de los participantes son necesarias para superar un objetivo o reto común. Sus características básicas son:
- No hay distinción de sexo, edad, origen...
- Las personas ganan o pierden conjuntamente.
- El adversario es un elemento externo que no pertenece al grupo.
- Fomentan la inclusión e integración de personas.
- Aumentan la percepción del bien común.
- Potencian la ayuda mutua y cooperación.
- Son juegos más para imaginar y crear soluciones de cooperación que para ganar de forma individual.
- Además, con ellos podemos trabajar: el autoconocimiento, la autonomía, la responsabilidad, la autoestima, el autocontrol, el reconocimiento y expresión de las emociones, la empatía, el desarrollo del razonamiento moral, el desarrollo de actitudes colaborativas (el conocimiento mutuo, la comunicación, la confianza, el contacto, la estima y la cooperación), el desarrollo de habilidades básicas grupales (superación de prejuicios, regulación de conflictos, toma de decisiones), el desarrollo cognitivo (atención, memoria, lenguaje, inteligencia, creatividad).
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