2.1. La tercera edad en riesgo social.
Podemos considerar la vejez como un periodo de decadencia y declive. Pero la realidad es que la vejez es una fase más del ciclo vital, un estadio normal de desarrollo, que es universal y que presenta una gran variedad entre personas.
En España, se considera que la vejez comienza a los 65 años, con la jubilación. El cómo se desarrolle la vejez dependerá de varios factores tales como el estado de salud, la capacidad de adaptación, los apoyos familiares y sociales de que se disponga, la propia autoestima, el estado anímico y la vivencia de las pérdidas.
El proceso de envejecimiento se trata de un proceso natural, continuo e inevitable de deterioro de las funciones fisiológicas que conduce a pérdidas funcionales y que acabará con la muerte.
Podemos decir, que las personas mayores se encuentran en una situación de dependencia cuando, existe falta o pérdida de la capacidad física, psíquica o intelectual, necesita de asistencia o ayuda para la realización de las actividades de la vida diaria.
El envejecimiento implica un proceso de cambio generalizado en todos los ámbitos. Estos cambios producen en las personas cambios de tipo fisiológico, psicosocial o cognitivo, y las sitúan en un lugar de mayor vulnerabilidad y de riesgo social.
La reducción de la capacidad funcional del individuo va a suponer:
- A nivel fisiológico: deterioro de habilidades perceptivo-motrices, invalidez progresiva producida por el proceso normal de envejecimiento, acentuación de enfermedades crónicas o procesos patológicos, etc.
- A nivel intelectual: déficits en análisis, síntesis, razonamiento aritmético, ingenio e imaginación, percepción, memoria visual inmediata, etc.
- Algunos problemas psicológicos se derivan precisamente de estos cambios, porque tienen conciencia de las crecientes pérdidas físicas e intelectuales, lo que les produce un gran sentimiento de inseguridad. Otras reacciones negativas que puede sufrir el anciano ante la angustia y frustración provocadas por las pérdidas son la depresión, regresión y la dificultad de entablar nuevas relaciones significativas y algunas veces se presenta una rigurosa resistencia a abordar nuevas amistades. Se perciben con un sentimiento de soledad, segregación, limitaciones para la vida sexual y de pareja, de la propia funcionalidad, un sentimiento de impotencia para satisfacer sus propias necesidades, lo cual le provoca frustración, miedo e infelicidad.
- Todo ello, junto con cambios sociales, como causa o consecuencia. Evidentemente esto está ligado a la concepción cultural de la vejez, que se asocia a su percepción social. El anciano se queja de su falta de autoridad en el núcleo familiar, debido a la independencia que van tomando los hijos, a la vez que progresivamente aumenta la dependencia económica del anciano hacia ellos, la imposibilidad de realizar todas las actividades hogareñas que antes realizaba…
En definitiva, las pautas culturales colocan al anciano en una situación de desventaja que le lleva al aislamiento, lo cual a su vez aumenta el deterioro progresivo de su organismo, perdiendo interés por la vida.
Podemos diferenciar dos tipos de envejecimiento:
- Natural: provocado por el mero transcurrir del tiempo.
- Social: provocado por las condiciones socioculturales-económico-políticas que vive cada persona.
En la actualidad la realidad está caracterizada por:
De todo esto, llegamos a la conclusión que la intervención social requiere las siguientes pautas:
Para sabe más: Imserso
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https://www.imserso.es/imserso_01/index.htm
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