2.9. Personas sin techo o indigentes
Podemos definir a estas personas, como personas que viven en las calles de las ciudades, o temporalmente en albergues, a causa de una ruptura, brusca y traumática de sus lazos familiares, sociales y laborales.
Pueden ser descritos por otros términos como transeúntes, vagabundos, “homeless”, etc.
Por lo que lo entendemos como un conjunto de personas absolutamente heterogéneo, pero que manifiestan los dos rasgos principales de cualquier tipo de exclusión: la ausencia de recursos económicos y la ruptura sociofamiliar.
Normalmente, rechazan volver a intentar llevar una vida laboral y a rehacer relaciones familiares y sociales. Una característica es que en numerosas ocasiones sufren de trastornos psicológicos.
Se puede incurrir en que las razones por las que estas personas se hallan en esta situación son rupturas de lazos de tres tipos:
Las necesidades más complejas y personales que nos encontraremos al trabajar con estas personas a parte de las biológicas (higiene, salud, etc.), serían las que hacen referencia al área psicológica. Para una correcta intervención se debe comenzar a trabajar con el usuario con programas capaces de ayudar en las áreas psicológicas de autoestima y autovaloración, ello garantiza que la propia persona es el protagonista de su integración.
Las personas sin hogar no reciben el calificativo de colectivo porque no existe ningún tipo de sentimiento identificativo entre ellos, lo que sería beneficioso por fomentar su organización y apoyo mutuo. Suelen articular como demanda la ausencia de un techo y de recursos económicos, pero los profesionales que trabajan en su reinserción planifican programas con unos objetivos mucho más amplios que la satisfacción de sus necesidades básicas, incluyendo el ámbito laboral, educativo, recuperación psicológica, rehabilitación de drogodependencia, recuperación de vínculos afectivos, etc. Desde una intervención totalmente individualizada.
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