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2.3. Menores

Hablamos de infancia, como la etapa de la vida en que el ser humano está en una situación de dependencia. Por lo que podemos decir, que la infancia en situación de riesgo es un grupo en proceso de desadaptación social por causas normalmente familiares. Cuando analizamos la problemática de los menores, debemos identificar las causas y los factores de riesgos en el entorno familiar: desestructura familiar, los maltratos infantiles familiares, la dinámica conflictiva entre padres e hijos, la ausencia o el exceso de disciplina, la negligencia o la ausencia de lazos afectivos... que, a su vez, son algunos de los factores que se han identificado como causa de la desadaptación social.

En el ámbito de la intervención, esta definición es muy poco precisa, por lo que será necesario tener en cuenta los límites. Una primera consideración asimila el concepto de infancia con el de menor y por tanto incluye a todas las personas hasta los 18 años. Sin embargo, como las necesidades son muy diferentes a lo largo de esta larga etapa, tenemos que diferenciar entre la infancia propiamente dicha y adolescencia.

En la etapa de infantil diferenciamos dos etapas: la primera infancia (hasta los 3 años), la etapa preescolar (hasta los seis años) y la etapa escolar.

Los menores necesitan de una protección y desarrollo que deben tener garantizadas, por lo que es conveniente que los niños y niñas obtengan:

En la etapa de la adolescencia (entre la infancia y la vida adulta), el menor desarrolla cambios biológicos (pubertad) donde se aprecian importantes alteraciones psicológicas y sociales. Estos cambios unidos a la independencia en los planos social y personal pueden ser causas de conflictos y crisis en el menor. Es una etapa muy importante ya que se están formando los cimientos para la edad adulta.

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