2.6. Otros colectivos

Algunos programas para estos son:

Los objetivos específicos de intervención en materia de drogas consisten en prevenir el inicio en el consumo de drogas y las conductas de riesgo, prevenir y reducir los riesgos y los daños asociados al consumo, reordenación de la dinámica personal y social, incorporación social, habilidades y recursos para afrontar el tratamiento y su normalización e integración en la sociedad.

 Procesos de recuperación

Se realizan acciones preventivas dirigidas a la totalidad de la población, así como actividades de tipo terapéutico y reinsertado para quienes son consumidores activos o están en proceso de recuperación:

• Programa de prevención y educación para la salud: información sobre las drogas y sus efectos, estilos de vida saludable, competencias y habilidades para rechazar el consumo.
• Programa de intercambio de jeringuillas (PIJ): para evitar transmisión de enfermedades graves cuando se consumen drogas por vía inyectada con jeringuillas usadas.
• Programa de tratamiento con metadona: es uno de los programas más efectivos, por el considerable número de drogodependientes que acoge y por los beneficios individuales y colectivos que se pueden obtener, al favorecer la disminución del consumo de drogas, la evitación del consumo por vía intravenosa, la mejora del estado físico y mental y el descenso de la conflictividad.
• Programa de deshabituación: Consta de dos procesos: Desintoxicación: Se elimina la dependencia física hacia la sustancia o sustancias que han creado adicción, mediante tratamiento farmacológico del síndrome de abstinencia, programándose igualmente otras acciones de apoyo. Deshabituación: eliminación de la dependencia psicológica, adquiriendo elementos, estrategias y pautas de conducta que permitan la normalización e integración social.
• Programa de reincorporación social: instrumentos, actitudes y habilidades, recursos y aprendizajes que ayuden a mejorar el desenvolvimiento personal, familiar, social y laboral, para poder afrontar con posibilidades de éxito su normalización e integración en la sociedad.
• Personas con SIDA, esta enfermedad se ha considerado como la “peste del siglo XX”, puesto que se la percibe como procedente del extranjero, como un “castigo divino”, que supone un deterioro progreso, que produce un contagio masivo e imparable y que genera una sensación de indefensión y vulnerabilidad total.
• Programas de Prevención primaria: difusión y sensibilización para evitar conductas de riesgo.
• Programas de Prevención secundaria: dirigidas a una población que desarrolla prácticas de riesgo.
• Programas de Prevención terciaria, aplicadas a la población afectada por la enfermedad del SIDA para evitar una evolución más rápida e en la enfermedad y atenuar los efectos negativos que van apareciendo.