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2.1. Ámbito psicomotor

Las relaciones entre juego y desarrollo psicomotor son las más claras y menos discutidas entre los diferentes especialistas del desarrollo humano y las que menos lugar han ocupado dentro de sus investigaciones.

Desde la observación se puede comprobar cómo el bebé realiza unos juegos de movimientos que lleva a cabo de una manera repetitiva e involuntaria. A través de estos, se logra el desarrollo perceptivo y del movimiento.

Todos los juegos psicomotores que el niño realiza de forma espontánea, fomentarán la adquisición de un control cada vez mayor de las partes de su cuerpo: controlará su postura, aumentará la fuerza de sus piernas y conseguirá el equilibrio y evolucionará cada vez mejor en la marcha. Comienza así lo que se denomina deambulación.

Con 3 años el niño es capaz de abrocharse uno o dos botones y duerme sin mojar la cama. Con 4 años se viste y se desnuda solo y completa tareas de dos acciones. Con 5 años el pequeño puede ir al colegio solo y contesta a preguntas de tipo “¿Qué harías si…?”. El niño de 6 años es capaz de recordar y conocer su propia dirección y utilizar el teléfono.

Gracias al juego y la continua práctica de estos, el niño saltará, correrá, dará volteretas, descubrirá en profundidad su entorno más próximo e irá ampliándolo, aprenderá a orientarse espacial y temporalmente e irá mejorando paulatinamente su desarrollo psicomotor.

Imagen extraída de la fototeca del Colegio "La Reina"