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Ámbito afectivo II

La afectividad del niño se reconoce por las experiencias de afecto que manifiesta a través de su conducta externa. Podríamos decir que el desarrollo afectivo conlleva:

Experimentar necesidades afectivas, intereses, deseos, sentimientos y emociones que van incorporándose a los estados afectivos que ya tiene al nacer.

  • Corroborar cómo la manifestación externa de su repertorio afectivo le permite recibir la atención necesaria para su supervivencia y su desarrollo.
  • Dar significado a lo que siente, aprender a manifestarlo, expresarlo y reconocerlo en lo que nos rodea (personas, objetos, entorno…)

El desarrollo afectivo se va realizando paralelo a las interacciones con los otros y con el entorno, y aquí es donde radica la implicación: si el niño no estuviera en un medio concreto, con unas personas concretas y unos juguetes u objetos concretos no podría tener respuesta a sus manifestaciones de afecto, y no podría tener nuevas experiencias que le ayuden a formarse afectivamente.

El desarrollo afectivo es el resultado de la interacción social entre el niño y el entorno que le rodea. Los factores externos son aportados por el entorno, los factores internos por el individuo.

Imagen:

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