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3.1. El adulto y el juego I

El adulto es la persona que conoce mejor al niño/a: sus características, sus necesidades y su desarrollo, por lo que también debe ser consciente de la necesidad de fomentar el juego y usarlo como base para el aprendizaje del niño/a. Ya que así, podrá aplicar distintas estrategias en el lugar y momento adecuado sin ningún tipo de obstáculos.
Como ya hemos dicho, el adulto será la persona encargada de mediar entre el juego y el desarrollo del niño. Nuestra función como profesionales es conocer y aplicar diversas y originales estrategias para promover el juego creativo e intervenir en los momentos del juego.

En este punto, nos preguntaremos, ¿qué es lo debemos hacer durante nuestra intervención en el juego del niño/a?

Escenario de sus juegos

Este aspecto hace referencia a la ambientación del lugar donde se realizan los diferentes juegos. Tendremos en cuenta el uso de rincones del aula, como la cocina, la tienda, la biblioteca… De este modo, promoveremos y estimularemos el juego simbólico; y, al mismo tiempo, iremos potenciando su imaginación, afianzando aprendizajes y enfatizando el disfrute por el juego.

Favorece la expresión y la comunicación en el desarrollo del juego

Por ejemplo, cuando se interactúa con los bebés, mediante preguntas y gestos, se incita a la expresión corporal del niño/a.

Crea un ambiente relajado, acogedor, de libertad

El educador/la educadora debe ofrecerles el espacio necesario para que el niño o la niña explore, que se sientan libre y puedan expresar y hacer todo lo que deseen. El educador/ la educadora debe mostrar una actitud de ayuda, pero sin sobreproteger, dejando experimentar al niño/niña.

Ajusta los tipos de juegos a las posibilidades de los niños

Es muy importante tener en cuenta el desarrollo evolutivo y la edad cronológica de cada niño/a, para poder adaptar el juego a sus necesidades, intereses y capacidades. Comenzaremos por tareas más sencillas, para que el niño sienta que puede realizarlas y le despierte curiosidad para seguir descubriendo.

Organiza el juego

Uno de los objetivos es enriquecer la imaginación y el juego simbólico, por lo que teniendo en cuenta la realidad en la que se encuentra, deberá crear oportunidades de juego semejantes a ella. Partiendo siempre de situaciones de la vida real de los niños.

Observa y registra

El educador / la educadora debe analizar las actividades que el niño realiza durante una sesión, es entonces cuando se estructura todo lo observado: actitudes, capacidades, conocimientos, destrezas, creatividad, sentimientos…

Imagen:

https://www.google.com/search?q=papel+del+adulto+en+el+juego&rlz=1C1JZAP