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5.2 Programación de actividades

Contextualización

Cuando Ana tiene que programar las actividades del aula siempre tiene en cuenta el componente afectivo. Uno de los juegos que suele utilizar para trabajar con los niños y niñas es el de "Eres, eres..." el juego consiste en taparle los ojos a uno de los alumnos y acercarle el rostro de otro compañero para que palpando sus facciones llegue a saber quién es.

¿Qué actividades realizarías relacionadas con el desarrollo afectivo?

Al programar las actividades se debe precisar cuáles son los componentes relacionados con el desarrollo afectivo que se van a trabajar.

Nos podemos centrar en los dos tipos de actividades que integran la mayoría de actuaciones en educación infantil y donde el componente afectivo es fundamental:

  • Las actividades de la vida diaria: actividades que están destinadas a la satisfacción de las necesidades básicas (alimentación, higiene, sueño...) y a la adquisición y consolidación de hábitos de autonomía. En este sentido, la necesidad de relación es imprescindible, por ejemplo, el momento del cambio de los pañales, constituye un espacio de relación y atención individualizada entre la educadora y el niño o la niña.
  • Las actividades de juego. Por ejemplo, en el juego sensoriomotriz, el factor afectivo de la persona que cuida al bebé le dará confianza y contribuirá a su desarrollo; el juego simbólico, constituye un espacio privilegiado de ensayo de emociones propias y ajenas.

Como todas las actividades están planificadas con una intencionalidad, en la redacción de sus objetivos deberán aparecer aquellos que están relacionados con los componentes afectivos y, como consecuencia, también se reflejarán en los indicadores de la evaluación.

¿Se pueden programar actividades únicamente que prioricen el componente afectivo?

Además de aparecer implícitamente en cualquier actividad, los componentes afectivos y emocionales de los niños y niñas también podrás trabajarlos de manera prioritaria mediante el planteamiento de actividades específicas con esta finalidad o intención. Generalmente, para la mayoría de ellas, será necesario que los niños y niñas superen los dos o tres años. También se pueden plantear algunas dinámicas orientadas a facilitar la expresión de emociones o a fortalecer el contacto afectivo entre los pequeños.