El debate intelectual
Objetivos:
- Ver cómo, de la misma manera que resultan incomprensibles ciertas prácticas de otras culturas, las propias también pueden resultar extrañas a otras personas.
- Superar el etnocentrismo.
Desarrollo:
- Un par de minutos por intervención.
- Se divide al grupo por parejas y se les da una opinión sobre un rasgo característico de la cultura propia:
- Uno puede ser chino y no entender por qué aquí se prefiere usar cuchillo y tenedor con lo cómodos que son los palillos.
- Otro de Mali. No entiende que haya hoteles. Si se hace de noche cuando una persona va de viaje, lo normal es acercarse a la primera casa y recibir ayuda, comida y alojamiento.
- Otro de Senegal. No comprende cómo hay personas que se llaman amigas y no comen juntas del mismo plato con la mano, que es el mejor signo de confianza.
- Otro es gitano. No comprende cómo mucha gente ingresa a las personas mayores en residencias. Le resulta inhumano e injusto.
- Otro más de Suecia, que no entiende como es posible que la gente se pueda divertir en una corrida de toros. Le parece una crueldad terrible.
- Cada pareja debe preparar una intervención breve que desarrolle dicha opinión en términos muy etnocéntricos (incluso ridiculizando ese rasgo cultural).
Evaluación:
- Muchas veces se da por sentado que los usos y costumbres de la cultura occidental son lo normal, y se tiende a criticar y ridiculizar los rasgos culturales que no se comprenden. Ninguna cultura es mejor que otra.
- La diversidad cultural enriquece. No puede haber convivencia pacífica si no se valora y respeta debidamente la diversidad.
- Reflexionar: ¿qué otros rasgos del entorno cultural pueden resultar raros o incomprensibles?
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