El interculturalismo como situación de conflicto
¿Qué es un conflicto?
El conflicto es consecuencia de la diversidad y la desigualdad que existe en la sociedad. Hay que tomarlo como algo positivo ya que abre la posibilidad de un cambio social y la superación de tensiones y diferencias sociales. Aunque es muy frecuente, no debemos tomarlo como algo negativo e incluso en ocasiones violento. Además, los conflictos son el motor del cambio personal y social.
Los motivos que hacen surgir conflictos pueden ser variados:
- La acción de los estereotipos sobre las relaciones humanas y grupales.
- Dificultades de comunicación (diferentes modos de ver la vida y el mundo).
- Las personas y los grupos tienden a interpretar sus necesidades y metas como incompatibles con las de los demás, por lo que entran en competencia con ellos.
- El poder no está distribuido de forma equilibrada. Esto significa que, generalmente, el grupo mayoritario tiene más facilidad para acceder a los recursos y tiende a imponer sus códigos culturales a los otros grupos.
- Trasfondo histórico y socioeconómico de lucha competitiva entre grupos por tener acceso a los recursos. Hay que ser consciente de ese trasfondo, de los precedentes del conflicto y de la situación actual de desigualdad para comprender a cada una de las partes. Es imprescindible evitar el simplismo en el análisis de los conflictos: para resolverlos, es preciso analizar sus causas, desarrollo y consecuencias, y tener presente que, con toda probabilidad, un conflicto estará relacionado con otros.
Tipos de conflicto
Existen conflictos que permanecen en estado oculto o latente. Éstos son muy destructivos porque las partes en cuestión no reconocen su existencia. Las relaciones aparecen marcadas por los estereotipos negativos, la falta de comunicación y en la mayoría de los casos, la marginación o pobreza de la minoría.
El otro tipo de conflicto es el abierto o manifiesto, el cual está declarado y reconocido por las partes implicadas. Este tipo de conflicto sí puede resultar positivo. En muchas ocasiones los conflictos están relacionados con otro con otros y, por tanto, detrás de un conflicto manifiesto se esconden otros ocultos, que también es necesario abordar si se quiere evitar que las situaciones conflictivas se vayan sucediendo una tras otra interminablemente. Por eso, es preciso abordar correctamente el conflicto, analizando sus componentes históricos, culturales, económicos, etc.
¿Cómo abordar los conflictos?
Existen cinco actitudes básicas, tanto individuales como de grupo, al abordar los conflictos:
- La competencia se produce cuando los grupos en conflicto tratan de conseguir sus objetivos a costa de los demás.
- Evitar el conflicto simplemente deja la situación tal y como está, no aporta soluciones.
- La acomodación consiste en que uno de los grupos se someta al otro al no estar preocupado por sí mismo.
Por tanto, ninguna de estas maneras es adecuada a la hora de afrontar los conflictos.
La solución óptima resulta de la colaboración, donde los grupos intentan alcanzar sus objetivos en cooperación con los demás. No siempre es posible, debido a malas relaciones o a incompatibilidad en las metas. En estas situaciones, se debe negociar.
Obra publicada con Licencia Creative Commons Reconocimiento Compartir igual 4.0